Al pasar por el Bar Celasco advertí con alegría y entusiasmo que estaba abierto. Esto me llenó de esperanzas, algo me hizo pensar: el Universo está a nuestro favor. Comenzamos a recuperarnos. Es que este simbólico y modesto Bar; es mucho para nosotros. En algún momento podríamos decir que es un lugar en el que – como en la Santa Iglesia- se oficia, también, con una copa.

Este emblemático ámbito pasa desapercibido para los turistas, pero es; casi un amuleto para los dolorenses.

Me sentí con mayor energía. Pregunté: abrieron? y me respondieron con humildad –sólo para despachar fiambres, milanesas…..matambre. No podrían haberme colmado más de felicidad con esa respuesta.

Saqué la foto que ilustra y se la envié a mi Maestro el doctor Luis María Filomeno. Me respondió con unos versos que escribiera y que abajo transcribo.

Las fuerzas de la naturaleza nos acompañan.

Luis Augusto Raffo

 

Bar Celasco

Quien pudiera sentarse a tu mesa,

como ayer, y pedir un brebaje

abrazado a un casual   feligrés

sin mirar ni medir su pelaje.

 

Quien pudiera salvar la distancia

y acodarse de nuevo en tu barra.

Quien pudiera aventar esta ausencia

y abrazar tu   bohemia que amarra.

 

Desde enfrente vienen pasajeros

urgidos porque El Cóndor ya se va.

Enfrente compré sin darme cuenta

un pasaje para no volver jamás.

 

Pero no, yo vuelvo a cada hora

a mi pueblo, a mis amigos, al hogar.

A tomar otra copa en lo Celasco,

a beber la vida una vez más.

 

Dios ha de querer que tu guarida

con el tiempo no se vuelva trunca.

Por eso grito con todos tus devotos:

¡Bar Celasco no te mueras nunca!

Luis María Filomeno

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