por el Dr. Héctor Ulises Napolitano
Por originalidad el diccionario de la lengua española define a todo aquello que se relaciona con su origen natural, que es auténtico, pero también con lo que es novedoso, raro, extraño, siendo sus sinónimos lo singular, peculiar, insólito.
El fin de esta nota es resaltar a la originalidad como un don o virtud humana que se destaca y diferencia de lo común y corriente, que es lo habitual y acostumbrado de pensar o hacer en nuestra forma rutinaria de vivir.
Las personas que poseen la virtud de ser originales, no necesariamente transgreden las normas sociales, sino que pueden ajustarse a ellas y seguir la rutina diaria que todos llevamos, pero siendo distintos por su singular ingenio creativo para idealizar nuevas doctrinas filosóficas, políticas, económicas y sociales, descubrir e inventar artefactos novedosos o métodos y productos científicos hasta ese momento desconocidos, generar cambios revolucionarios en la estética, las artes , las modas, etc.
Se puede decir que es el don que tienen las personas cuyos talentos están por encima del que comúnmente tienen el resto.
No siempre catapulta a quienes la tienen en la celebridad y el reconocimiento público, porque hay personas que la poseen y la demuestran en sus obras siendo anónimos y hasta en varios casos despreciados por sus modos de vida o tildados de locos por sus conductas y hábitos. Habiendo ejemplos de quienes después de muertos se conocieron y reconocieron a sus obras por su originalidad, tal el caso, entre varios otros, del pintor holandés Vincent Van Gogh.
La originalidad se expresa a través del talento y el ingenio, pero tiene como factor interno que la moviliza un espíritu innovador que ocupa buena parte de su tiempo en pensar cosas novedosas, que pueden infundir belleza, prevenir y curar enfermedades, establecer principios y teorías, cambiar maneras de vivir y actuar, plantear soluciones que antes parecían utópicos, etc.
Son innumerables los ejemplos que hay en todas las disciplinas, y los que vendrán en el futuro.
Se puede decir en tal sentido que, si no existiera en ciertas personas el don de la originalidad para crear cosas novedosas e ingeniosas, la vida humana sería una permanente rutina de ideas muertas. El género humano una materia física y química, pero sin alma creativa.
Tal vez sin ella no sé hubiera inventado la rueda y mucho menos Internet.
Se pensaría al mundo teniendo las más diversas formas, pues no hubiera habido un Galileo Galilei, no se sabría nada del átomo y de la teoría de la relatividad, y se moriría por falta de vacunas, remedios y tratamientos terapéuticos gran parte de la humanidad.
Los pacifistas no tendrían como consignas la de un Mahatma Gandhi, que es un modelo de originalidad por haber logrado la independencia de la India, sin apelar a la violencia frente al poderoso ejército inglés.
Como sentido, la originalidad no forma parte del sentido común, aunque algunos digan que es el menos común de los sentidos, pues al ser común es el sentido de la gente común, y por lo tanto no es original en cuanto a singular y peculiar. La originalidad es producto del sentido ingenioso y creativo que poseen como don y virtud ciertas personas, a veces precozmente demostrados y en otras por necesidad o circunstancia, o por la casual providencia como sucedió con varios descubrimientos, donde el azar también colaboró, la penicilina y otros.
Normalmente las personas tienen cinco sentidos. Los que hablan del sexto lo ubican en lo paranormal. Yo lo ubicaría en la originalidad creativa e ingeniosa.
La originalidad antes era solo producto de un don individualmente exclusivo, hoy tiende más a ser el resultado de un trabajo en equipo.
Además en muchos casos, especialmente en el campo filosófico y científico, a la originalidad de los maestros se le agregó la originalidad de sus discípulos, al introducir en una misma escuela, doctrina o teoría nuevos principios o métodos distintos.
Siguiendo en igual orden de interrelación, podemos decir que las extraordinarias originalidades de la naturaleza son las que despertaron todas las ingeniosas originalidades humanas, particularmente en la órbita de la biología, la física y la química.
“Cuando pienso en la originalidad se me viene a la mente la lámpara de Aladino, por hacer posible cosas increíbles. Pero, así como nos asombra por los avances en ciencia y tecnología, también nos causa pánico por la invención de poderosas armas de destrucción masivas”.